El pequeño Topos

El caso tiene tela, así que poneos cómodos.

Vivo en un piso y mi vecina de al lado tiene un hijo adolescente que es un bala perdida. No sé si ella sabe que lo sabemos, pero las paredes en mi finca son bastante finas. Y por lo que hemos oido, ya ha tenido varios encontronazos con la ley, aparte de que la manera en la que habla a su madre y las burradas que le dice no son normales. Vamos, que en esa casa el "Hermano Mayor" saldría huyendo.

Pues a esta joyita de la humanidad, hace un mes o así, le regalaron un cachorro. Yo no llegué a verlo, pero me enteré perfectamente porque el animalito se pasaba el día llorando. Al principio pensé: Bueno, está acostumbrándose a su nuevo hogar. Pero no.

Pasaron los días y la cosa iba a peor. No sólo el animalico no dejaba de llorar, además podíamos oir perfectamente como el niñato le pegaba cada vez que el animalito lloriqueaba o se hacía sus cosas en la casa. Lo que ocurría cada día, porque al nene le daba pereza sacarlo a la calle. Además, en esa casa hay dos Yorkshire enanas de la madre y por lo visto, en cuanto el cachorro salía de la habitación en la que estaba encerrado le atacaban (De esto me enteré después, pero es para que os hagáis una idea del ambiente en que vivía esa pobre bestia).

Intentamos ayudar, incluso nos ofrecimos a la madre y al niñato para sacarlo, enseñarle a hacer sus cosas en la calle... pero el nene nos dijo básicamente que no nos metiéramos en su vida, y la madre le tiene demasiado miedo para contradecirlo. Llegamos incluso a llamar a la policía, pero básicamente pasaron de nosotros.

Ya no sabíamos que hacer, hasta que un día, mi marido se encontró en el rellano con la madre, que llevaba al cachorro en brazos, y le explicó que el niñato se había cansado de él y tenía pensado llevarselo al campo y practicar el tiro al blanco. Ella tenía pensado llevarlo a la perrera municipal y luego decirle a su hijo que se había escapado.

Mi marido se quedó de piedra; no sólo por el mastuerzo del niño (perdonadme el lenguaje, es que sólo de acordarme me enciendo), sino porque conocemos la perrera y allí, si el perro no es de raza, sólo tiene una salida. Así que hizo lo que le dictó su conciencia, y se llevó al cachorro a casa.

Imagináos mi cara cuando volví de trabajar y me encontré esta cosita...




Nos derretimos con él; por motivos obvios, le pusimos como nombre Topos (ni nombre le habían puesto) y aunque en ese momento nos iba fatal hacernos cargo de otro perro, nos pusimos manos a la obra: Fuimos corriendo a comprar pienso para cachorros del bueno (El que nos dieron es famoso por lo malo que es, y Kuro ya come comida de perro adulto)... ¡Tendríais que ver cómo comía! Se le notaban las costillitas, al pobre.

Le calculamos unos tres meses de vida porque tampoco eso lo teníamos claro, y luego el veterinario de Kuro nos lo confirmó. Lo llevamos para que le echase un vistazo; ya veíamos que no andaba muy bien, que se cansaba enseguida, y el veterinario nos confirmó que era por la falta de ejercicio. Además, estaba todo sucio y desgreñado de haber estado en ambientes sucios, olía a pipí que echaba para atrás (no nos atrevimos a bañarlo para que no pescara frío, porque obviamente, de vacunas, ni hablamos), y sobre todo, tenía miedo a todo el que se acercara. ¡Cómo no tenerlo! Pero, al poco de estar con nosotros, en cuanto vio que no le tratábamos mal... ¡Era una monada! y Kuro, el pobre, se ganó el cielo, porque en cuanto Topos vio que era amistoso, sólo quería jugar con él, y cuando Kuro se cansaba, Topos se tiraba a morderle los testículos. ¡A Kuro no le hizo mucha gracia ,pero nosotros nos partíamos!

Al día siguiente, la auxiliar de la clínica veterinaria nos dijo que había una chica que aceptaba quedarse con Topos; por lo visto hacía tiempo que quería tener un perro, pero no acababa de decidirse, y cuando le contaron nuestra historia se decidió. Y se lo llevamos a ella; aunque se nos rompió el corazón, porque aunque sólo había pasado un día ya le habíamos cogido muchísimo cariño. Pero sabíamos que iba a estar bien, ahora vive en una casa con una amplia terraza en la que correr, con otros animalitos que lo han aceptado y, lo que es más importante, con amos que le quieren.

Ya hace unas semanas que no lo vemos, pero su nueva dueña nos manda fotos de vez en cuando, nos dice que es un revoltoso y que se divierte mucho con sus nuevos juguetes (Nosotros le dimos algunos que Kuro ya no usaba, además de una cuna que se le había quedado pequeña, unos comederos, la comida... vamos, cosas para ayudarle a empezar). La verdad, cuando pienso en él me emociono, incluso ahora escribiendo esto se me saltan los lagrimones, pero son de felicidad porque esta historia ha acabado bien.

Ya os iré contando cómo sigue la historia de ese pequeño con suerte.

Jo, que bonita historia. Solo deciros que sois unas buenas personas, que no todo el mundo se hubiera hecho cargo del pobre cachorro (aunque solo fue un día) y encima conseguirle un hogar.
Enhorabuena por ser como sois.

Hace un par de días nos llamó su nueva dueña, Topos está estupendamente, ¡hecho un bicho! Nos mandó un par de fotos (no os las he puesto aquí porque mi teléfono hace con las fotos lo que le sale de la SIM) y está enorme, superanimado, y sobre todo, feliz.